Archivo por meses: noviembre 2025

Reglas y consejos sobre investigación Cientifica de S. Ramón y Cajal

Reglas y consejos sobre investigación Cientifica de S. Ramón y Cajal

Reglas y consejos sobre investigación Cientifica de S. Ramón y Cajal. Subtitulo en parentesis «Los tónicos de la voluntad»

8ª edición.  Año 1940.  Libreria Beltrán de Madrid.

La primera edición de esta obra fue en 1897 editada en la imprenta de Aguado en Madrid.  La obra era el discurso de ingreso de D. Santiago Ramón y Cajal en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, en la sesión del 5 de diciembre de 1897 con numerosos retoques y desarrollos del discurso por su autor

La segunda edición se realiza en 1898 patrocinada por el Dr. Lluría.

La tercera edición en 1912

Neosalvarsán

Neosalvarsán

Caja de medicamento del Neosalvarsán que se comercializó en España el laboratorio Bayer con registro sanitario el 22-3-1921

Neosalvarsán, también conocido como neoarsfenamina, es un fármaco quimioterapéutico de arsénico que se utilizó como tratamiento para la sífilis.

Paul Erlich descubre primero El salvarsán, le llamó así “el arsénico que salva” en 1909 y lo dio a conocer por primera vez en la reunión de la Sociedad de Médicos Naturalistas alemanes en Königsberg (Alemania).  Este producto también se llamó el 606 porque P. Ehrlich había realizado 606 experimentos hasta encontrar el producto adecuado para su utilización en el tratamiento de la sífilis

El salvarsán tenía importantes efectos secundarios y Paul Ehrlich continua con los estudios y ensayos hasta que consigue en 1912 el producto 914 que le denominó Neosalvarsán, Era un arsénico trivalente, que era más soluble, fácil de usar, tenía menor contenido de arsénico por lo que presentaba menor toxicidad que el salvarsán, manteniendo una elevada actividad y no perdía eficacia.

Paul Ehrlich descubridor del Salvarsán

Paul Ehrlich descubridor del Salvarsán

Neosalvarsán, también conocido como neoarsfenamina, es un fármaco quimioterapéutico de arsénico que se utilizó como tratamiento para la sífilis.

Paul Erlich descubre primero El salvarsán, le llamó así “el arsénico que salva” en 1909 y lo dio a conocer por primera vez en la reunión de la Sociedad de Médicos Naturalistas alemanes en Königsberg (Alemania).  Este producto también se llamó el 606 porque P. Ehrlich había realizado 606 experimentos hasta encontrar el producto adecuado para su utilización en el tratamiento de la sífilis

El salvarsán tenía importantes efectos secundarios y Paul Ehrlich continua con los estudios y ensayos hasta que consigue en 1912 el producto 914 que le denominó Neosalvarsán, Era un arsénico trivalente, que era más soluble, fácil de usar, tenía menor contenido de arsénico por lo que presentaba menor toxicidad que el salvarsán, manteniendo una elevada actividad y no perdía eficacia.

Paul Ehrlich descubridor del Salvarsán

Paul Ehrlich descubridor del Salvarsán en su laboratorio

Paul Ehrlich descubridor del Salvarsán en su despacho

Neosalvarsán. Solu-salvarsán

Neosalvarsán. Solu-salvarsán

Libro Neosalvarsán. Solu-salvarsán editado por el laboratorio Bayer. Meister Lucius en España en 1931 con el descubrimiento y comercialización del medicamento Neosalvarsán y Solu-salvarsán

Neosalvarsán, también conocido como neoarsfenamina, es un fármaco quimioterapéutico de arsénico que se utilizó como tratamiento para la sífilis.

Paul Erlich descubre primero El salvarsán, le llamó así “el arsénico que salva” en 1909 y lo dio a conocer por primera vez en la reunión de la Sociedad de Médicos Naturalistas alemanes en Königsberg (Alemania).  Este producto también se llamó el 606 porque P. Ehrlich había realizado 606 experimentos hasta encontrar el producto adecuado para su utilización en el tratamiento de la sífilis

El salvarsán tenía importantes efectos secundarios y Paul Ehrlich continua con los estudios y ensayos hasta que consigue en 1912 el producto 914 que le denominó Neosalvarsán, Era un arsénico trivalente, que era más soluble, fácil de usar, tenía menor contenido de arsénico por lo que presentaba menor toxicidad que el salvarsán, manteniendo una elevada actividad y no perdía eficacia.

Portada del libro Neosalvarsán. Solu-salvarsán

Mapa del diagnóstico por el iris de J. Ángel Vidaurrázaga

Mapa del diagnóstico por el iris de J. Ángel Vidaurrázaga

Mapa del diagnóstico por el iris de la obra de J. Ángel Vidaurrázaga publicada en Bilbao en 1923

J. Ángel Vidaurrázaga

Nació en Erandio-Asúa (Vizcaya) en 1882 y murió en 1971

Estudió en medicina en Bilbao, Barcelona y terminó sus estudios en Valladolid

Realizó la especialidad en Madrid en el Instituto Oftalmológico con el Dr. Castresana

Trabajó en Respaldiza (Álava) durante la epidemia de gripe española. En 1918 abre una consulta oftalmológica en Bilbao y conoce a D. Manuel Etxebaria que trabajaba con las teorías del diagnostico de las enfermedades por el iris y comienza a profundizar en esta teoría y se auto titula “Iridólogo”.  Dice que en 1919 había examinado ya a más de 12.000 iris

Escribe y publica su obra “El diagnostico por el iris” en Bilbao en 1923 en la imprenta de Jesús Álvarez.  Que consta de tres partes. 1.  Exposición fundamental de la ciencia iridológica. 2. Estudio iridológico de los órganos vitales. 3. La enfermedad y la salud a través del iris del ojo

El Epilogo de esta obra esta escrito por el naturista D. Casiano Ruiz Ybarra

Cuando estalla la guerra civil en España se marcha a París y después a México

Escribe: “Fundamentos científicos del Naturismo” publicado en 1929 “No busques lo que tú no tienes. Ayuno terapia y Dieta natural” y “El libro de las adivinanzas y acertijos” que es una recopilación de las adivinanzas y acertijos mas populares y famosos de España y Latinoamérica.

En una época de su vida cambia la “v” de su apellido y firma y publica con el apellido de Bidaurrázaga

El diagnóstico por el iris de J. Ángel Vidaurrázaga

El diagnóstico por el iris de J. Ángel Vidaurrázaga

El diagnóstico por el iris de J. Ángel Vidaurrázaga publicado en Bilbao en 1923

Portada del libro «El diagnóstico por el iris» de J. Ángel Vidaurrázaga

Consta de tres partes

J. Ángel Vidaurrázaga

Nació en Erandio-Asúa (Vizcaya) en 1882 y murió en 1971

Estudió en medicina en Bilbao, Barcelona y terminó sus estudios en Valladolid

Realizó la especialidad en Madrid en el Instituto Oftalmológico con el Dr. Castresana

Trabajó en Respaldiza (Álava) durante la epidemia de gripe española. En 1918 abre una consulta oftalmológica en Bilbao y conoce a D. Manuel Etxebaria que trabajaba con las teorías del diagnostico de las enfermedades por el iris y comienza a profundizar en esta teoría y se auto titula “Iridólogo”.  Dice que en 1919 había examinado ya a más de 12.000 iris

Escribe y publica su obra “El diagnostico por el iris” en Bilbao en 1923 en la imprenta de Jesús Álvarez.  Que consta de tres partes. 1.  Exposición fundamental de la ciencia iridológica. 2. Estudio iridológico de los órganos vitales. 3. La enfermedad y la salud a través del iris del ojo

El Epilogo de esta obra esta escrito por el naturista D. Casiano Ruiz Ybarra

Cuando estalla la guerra civil en España se marcha a París y después a México

Escribe: “Fundamentos científicos del Naturismo” publicado en 1929 “No busques lo que tú no tienes. Ayuno terapia y Dieta natural” y “El libro de las adivinanzas y acertijos” que es una recopilación de las adivinanzas y acertijos mas populares y famosos de España y Latinoamérica.

En una época de su vida cambia la “v” de su apellido y firma y publica con el apellido de Bidaurrázaga

J. Angel Vidaurrázaga

J. Angel Vidaurrázaga

Nació en Erandio-Asúa (Vizcaya) en 1882 y murió en 1971

Estudió en medicina en Bilbao, Barcelona y terminó sus estudios en Valladolid

Realizó la especialidad en Madrid en el Instituto Oftalmológico con el Dr. Castresana

Trabajó en Respaldiza (Álava) durante la epidemia de gripe española. En 1918 abre una consulta oftalmológica en Bilbao y conoce a D. Manuel Etxebaria que trabajaba con las teorías del diagnostico de las enfermedades por el iris y comienza a profundizar en esta teoría y se auto titula “Iridólogo”.  Dice que en 1919 había examinado ya a más de 12.000 iris

Escribe y publica su obra “El diagnostico por el iris” en Bilbao en 1923 en la imprenta de Jesús Álvarez.  Que consta de tres partes. 1.  Exposición fundamental de la ciencia iridológica. 2. Estudio iridológico de los órganos vitales. 3. La enfermedad y la salud a través del iris del ojo

El Epilogo de esta obra esta escrito por el naturista D. Casiano Ruiz Ybarra

Cuando estalla la guerra civil en España se marcha a París y después a México

Escribe: “Fundamentos científicos del Naturismo” publicado en 1929 “No busques lo que tú no tienes. Ayuno terapia y Dieta natural” y “El libro de las adivinanzas y acertijos” que es una recopilación de las adivinanzas y acertijos mas populares y famosos de España y Latinoamérica.

En una época de su vida cambia la “v” de su apellido y firma y publica con el apellido de Bidaurrázaga

Limpieza de los dientes en el siglo XVIII

Limpieza de los dientes en el siglo XVIII

He recogido y transcribo literalmente los conocimientos que expone Francisco Villaverde, Cirujano de la Armada Española y Secretario del Colegio de Cirugía de Cádiz en su obra “Operaciones de Cirugía”, que fue libro de texto en los Reales Colegios de Cirugía y en muchas universidades de España.

Francisco Villaverde escribe sobre la limpieza de los dientes en su obra “Operaciones de cirugía” publicada en Madrid en 1788 lo siguiente:

“ El esmalte de los dientes es propenso a cubrirse de sarro que suele formar costras duras, lívidas y obscuras, las cuales se insinúan entre las encías, excitan fluxiones, aflojan los dientes, los privan de su hermosura y dan mal olor al aliento. Las gentes primorosas que se esmeran en la conservación de tan útiles instrumentos se los deben limpiar en reconociendo este defecto.

Para esto los Dentistas usan varios instrumentos en forma de descarnadores, buriles, de legras de distintas figuras, de limas con las cuales quitan las costras sin lastimar las encías, raspan la superficie de dientes y muelas. Liman las puntas desiguales si las hay. Después se hacen buches con algún cocimiento abstringente para fortificar las encías si se reconocen flojas.

Además de las referidas precauciones para conservar todo aseo, se lavará la boca por la mañana y después de comer con agua natural, frotando con un dedo los dientes para desprender el gluten que los alimentos le comunican, y así se preservan de corrupción y de dolores. También se limpiarán de sobremesa los fragmentos de los alimentos que se insinúan en sus intersticios con un palillo, viznaga o pluma, evitando alfileres o cuerpos muy agudos que destruyan los vasos de las encías

Todas las semanas se limpiará la dentadura, frotándola con un dentífrico que dé mas realce a su blancura y se desprenda todo el sarro. Algunos se sirven de la sal común disuelta en zumo de limón; es excelente cuando estando las encías flojas

Se evitarán drogas acres, capaces de alterar el esmalte de los dientes. Los mas seguros y suaves son: Polvos absorbentes de nácar. Polvos de ojos de cangrejo. Polvos de asta de ciervo. Se añade un poco de mirra, iris de Florencia en polvo y algunas gotas de esencia de canela o de clavo para grato olor.

Si las encías están muy flojas se añade a los polvos antedichos algunas gotas de espíritu de sal, de vitriolo, de cochlearia, el coral rubor y la sangre de drago.

Si los dientes están muy negros es remedios muy eficaces blanquearlos con la sal de espuma y la ceniza de tabaco, pero no se debe continuar su uso porque altera el esmalte. Lo mismo sucede con el abuso del espíritu de sal y del vitriolo.

Para usar estos remedios se moja un trapo fino en agua, se cogen con él los polvos y se frota la dentadura todos los días hasta que se recupere la blancura, porque después basta una vez en la semana; en lugar del trapo se puede usar una esponja o la raíz de Atbea preparada, la cual forma una especie de cepillo, este se moja, se toma con él el dentífrico y se frota del mismo modo.  De los polvos referidos se puede hacer una opiata con algún extracto antiscorbútico y la miel rosada.

Si exhala mal olor la boca y el daño de los dientes fuera universal y no se deben correr los riesgos de extracción, mas vale paliar este defecto trayendo en la boca un poco de canela o tomando sobre la comida anises, que corrijan aquel mal olor y no diriman las apreciables conexiones de la sociedad.»

Francisco Villaverde La Villa. Fue un destacado cirujano de la Armada Española, nacido el 30 de marzo de 1738 en Pola de Siero, Asturias. Se formó en el prestigioso Real Colegio de Cirugía de Cádiz, fundado por Pedro Virgili. Fue considerado uno de los mejores alumnos y le conceden una beca junto con Diego Velasco para ampliar sus conocimientos en París con cirujanos renombrados como François Morand y Henri Le Dran con la misión de conocer y traer instrumental quirúrgico moderno para el Colegio de Cirugía de Cádiz y escribir un tratado que sirviera de texto a los alumnos de los Reales Colegios

Posteriormente formó parte como cirujano mayor de la expedición a Indias mandada por don Pedro Ceballos contra los portugueses. Volvió a España en 1766 y se le destinó de profesor al colegio de San Fernando. Más tarde fue profesor y secretario del Colegio de Cádiz, en el que profesó durante muchos años.

Se casó con la hija de Francisco Canivell, médico militar de la Armada y destacado cirujano, obstetra, oftalmólogo y litotomista. Discípulo de Pere Virgili.

Escribió la obra “Curso teórico-práctico de operaciones y Cirugía”, en colaboración con Diego Velasco. es un texto fundamental en la historia de la cirugía en España. Publicada por primera vez en 1763 y se realizan dos ediciones en este año.  Tercera edición en 1780. La cuarta edición fue en 1797 y la quinta edición en1807

Francisco Villaverde realiza una refundición y ampliación de esta obra como autor único porque había muerto años antes su colega y amigo Diego Velasco.  Realiza un texto actualizado y le denomina “Operaciones de Cirugía”, el titulo completo es: “Operaciones de cirugía, según la más selecta doctrina de antiguos y modernos. Dispuesta para uso de los Reales Colegios” (1788). Figurando el solo como autor: Don Francisco Villaverde, Primer ayudante de Cirujano Mayor de la Armada, Maestro y Secretario del Real Colegio de Cirugía en Cádiz.  Publicada en 2 tomos en Madrid en 1788

Entre sus características principales, destaca por ser un curso teórico-práctico que aborda las operaciones quirúrgicas con un enfoque detallado y sistemático. Además, su contenido refleja los avances de la época y busca formar cirujanos con una sólida base técnica y científica.

En el siglo XVIII, los instrumentos médicos reflejaban los avances de la época y la transición hacia una medicina más científica. Entre los instrumentos quirúrgicos más comunes se encontraban bisturíes, sierras para amputaciones, fórceps obstétricos, pinzas y agujas para suturas. Estos instrumentos solían estar hechos de acero y, en ocasiones, tenían mangos de madera o marfil.

Un aspecto interesante es que muchos de estos instrumentos eran diseñados específicamente para tratar enfermedades concretas o realizar operaciones específicas. Además, los médicos y cirujanos de la época a menudo inventaban o adaptaban herramientas para mejorar los resultados quirúrgicos. Los inventarios de hospitales de la época muestran que los instrumentos se guardaban en cajas forradas de tela y se revisaban periódicamente para garantizar su funcionalidad

Extracción de dientes en el siglo XVIII

Extracción de dientes en el siglo XVIII

He recogido y transcribo literalmente los conocimientos que expone Francisco Villaverde, Cirujano de la Armada Española y Secretario del Colegio de Cirugía de Cádiz en su obra “Operaciones de Cirugía” ,  que fue libro de texto en los Reales Colegios de Cirugía y en muchas universidades de España.

Francisco Villaverde escribe sobre la extracción de dientes en su obra “Operaciones de cirugía” publicada en Madrid en 1788 lo siguiente:

“ Si no se quita el dolor de un diente, se puede dislocar, para separar el nervio sin que el alveolo se rompa y se repone para que se afirme.

Si por estar picada o carcomida la dentadura exhala mal olor a causa de emanación de partículas pútridas que se desprenden de la carie, solo puede evitarse sacando el diente o muela podrida

En las muelas siendo impracticable la dislocación y la replantación porque sus raíces lastimarían el alveolo, se sacarán, descarnando primero la encía

Sentado el enfermo en una silla baja, la cabeza levantada y apoyada contra el estómago del Dentista: este reconoce la muela que debe sacar, para no tomar una por otra, como frecuentemente sucede, y después de descarnar la encía que abraza su cuello, toma el pelican, el gatillo, la llave inglesa o el Davier, según las circunstancias. Entonces se da un movimiento de media rotación a la muñeca, levantándola un poco si la muela es alta, y al instante queda dislocada. Se dejan desahogar los vasos, se aprietan un poco las encías y se toman buches de oxicrato o de agua con un poco de aguardiente.

Algunos dentistas aconsejan que se substituya el diente extraído por un diente artificial.

Los dientes artificiales se hacen de dientes de caballo marino, de marfil, de canilla de vaca que conserva mejor su blancura.  Si son dos o mas se labran de una sola pieza figurando dientes separados.  Se sujetan con hilo de oro, con muelles o con una chapita de oro ribeteada contra el cuello inmediato y así se pueden quitar para limpiarlos. Sirven no solo de adorno, más también para la perfección de la pronunciación.

También se puede usar una dentadura alta y baja completa figurada en dos piezas unidas con un muelle de ballena. Esto se practica en las personas que han perdido toda la dentadura y así se sostienen los carrillos y los labios, se facilita la pronunciación, se corrige la figura chocante de una boca desempredada y sumida y se disimula la vejez, pero no sirven para la masticación y se deben quitar todas las noches para limpiarlas y por la mañana se reponen.”

Francisco Villaverde La Villa. Fue un destacado cirujano de la Armada Española, nacido el 30 de marzo de 1738 en Pola de Siero, Asturias. Se formó en el prestigioso Real Colegio de Cirugía de Cádiz, fundado por Pedro Virgili. Fue considerado uno de los mejores alumnos y le conceden una beca junto con Diego Velasco para ampliar sus conocimientos en París con cirujanos renombrados como François Morand y Henri Le Dran con la misión de conocer y traer instrumental quirúrgico moderno para el Colegio de Cirugía de Cádiz y escribir un tratado que sirviera de texto a los alumnos de los Reales Colegios

Posteriormente formó parte como cirujano mayor de la expedición a Indias mandada por don Pedro Ceballos contra los portugueses. Volvió a España en 1766 y se le destinó de profesor al colegio de San Fernando. Más tarde fue profesor y secretario del Colegio de Cádiz, en el que profesó durante muchos años.

Se casó con la hija de Francisco Canivell, médico militar de la Armada y destacado cirujano, obstetra, oftalmólogo y litotomista. Discípulo de Pere Virgili.

Escribió la obra “Curso teórico-práctico de operaciones y Cirugía”, en colaboración con Diego Velasco. es un texto fundamental en la historia de la cirugía en España. Publicada por primera vez en 1763 y se realizan dos ediciones en este año.  Tercera edición en 1780. La cuarta edición fue en 1797 y la quinta edición en1807

Francisco Villaverde realiza una refundición y ampliación de esta obra como autor único porque había muerto años antes su colega y amigo Diego Velasco.  Realiza un texto actualizado y le denomina “Operaciones de Cirugía”, el titulo completo es: “Operaciones de cirugía, según la más selecta doctrina de antiguos y modernos. Dispuesta para uso de los Reales Colegios” (1788). Figurando el solo como autor: Don Francisco Villaverde, Primer ayudante de Cirujano Mayor de la Armada, Maestro y Secretario del Real Colegio de Cirugía en Cádiz.  Publicada en 2 tomos en Madrid en 1788

Entre sus características principales, destaca por ser un curso teórico-práctico que aborda las operaciones quirúrgicas con un enfoque detallado y sistemático. Además, su contenido refleja los avances de la época y busca formar cirujanos con una sólida base técnica y científica.

En el siglo XVIII, los instrumentos médicos reflejaban los avances de la época y la transición hacia una medicina más científica. Entre los instrumentos quirúrgicos más comunes se encontraban bisturíes, sierras para amputaciones, fórceps obstétricos, pinzas y agujas para suturas. Estos instrumentos solían estar hechos de acero y, en ocasiones, tenían mangos de madera o marfil.

Un aspecto interesante es que muchos de estos instrumentos eran diseñados específicamente para tratar enfermedades concretas o realizar operaciones específicas. Además, los médicos y cirujanos de la época a menudo inventaban o adaptaban herramientas para mejorar los resultados quirúrgicos. Los inventarios de hospitales de la época muestran que los instrumentos se guardaban en cajas forradas de tela y se revisaban periódicamente para garantizar su funcionalidad

 

Las caries de los dientes en el siglo XVIII

Las caries de los dientes en el siglo XVIII

He recogido y transcribo literalmente los conocimientos que expone Francisco Villaverde, Cirujano de la Armada Española y Secretario del Colegio de Cirugía de Cádiz en su obra “Operaciones de Cirugía” ,  que fue libro de texto en los Reales Colegios de Cirugía y en muchas universidades de España.

Francisco Villaverde escribe sobre las caries de los dientes en su obra “Operaciones de cirugía” publicada en Madrid en 1788 lo siguiente:

“  La carie es la más frecuente polilla de la dentadura y se suele formar un hueco en que se recogen partículas de alimentos que se corrompen y altera toda la substancia de los dientes y muelas

Fórmase en su intermedio un pequeño punto negro o azulado que es el principio de la destrucción del esmalte. Esta carie se aumenta sordamente sin que se sienta hasta la hora perentoria de necesitar auxilio.

Si no hay dolor, ni sensibilidad sondando la muela o comprimiéndola se separará la carie con una lima al intento. Después se aplica el cauterio y s emploma si hay hueco que lo requiera o se llena con un poco de la mixtura antedicha

En las muelas cariadas superficialmente en la corona se procurará la exfoliación logrando la carie y aplicando encima el cauterio.

Si por estar picada o carcomida la dentadura exhala mal olor a causa de emanación de partículas pútridas que se desprenden de la carie, solo puede evitarse sacando el diente o muela podrida

Si la corrosión penetra profundamente y i acerbo dolores se proponen varios medios para desecarla, calmar el dolor y conservar la muela.

Para calmar el dolor esencias aromáticas de:  clavo de canela, de romero, aetbermineral, el agua del Carmen o de Melisa espirituosa. El bálsamo católico, la tintura odontálgica de la Pharmacopea Matritense, tintura de mirra o de aloe. Cocimientos emolientes y anodinos como leche de vaca o de semilla de adormidera.

Se toma un poco de algodón o de hilas finas, se hace una bolita, se moja en algunas de las substancias dichas y se mete en el agujero de la muela con un estilete o con la punta de alfiler doblada

Si los medios expresados no bastan a mitigar el dolor se puede destruir el nervio con el cauterio actual, introduciendo la punta de un estilete doblada y encendida por el agujero de la muela las veces necesarias hasta la total destrucción del nervio.

Si el dolor fuere habitual como en el rheumatismo que llaman corrimiento se puede esperar ventaja aplicando un cáustico sobre la arteria temporal, que Levene una vexiga de suero abundante. Se dexa entender que si el dolor es muy violento y hay plenitud no se omitirán las sangrías que afloxen el eretismo de los vasos”

Francisco Villaverde La Villa. Fue un destacado cirujano de la Armada Española, nacido el 30 de marzo de 1738 en Pola de Siero, Asturias. Se formó en el prestigioso Real Colegio de Cirugía de Cádiz, fundado por Pedro Virgili. Fue considerado uno de los mejores alumnos y le conceden una beca junto con Diego Velasco para ampliar sus conocimientos en París con cirujanos renombrados como François Morand y Henri Le Dran con la misión de conocer y traer instrumental quirúrgico moderno para el Colegio de Cirugía de Cádiz y escribir un tratado que sirviera de texto a los alumnos de los Reales Colegios

Posteriormente formó parte como cirujano mayor de la expedición a Indias mandada por don Pedro Ceballos contra los portugueses. Volvió a España en 1766 y se le destinó de profesor al colegio de San Fernando. Más tarde fue profesor y secretario del Colegio de Cádiz, en el que profesó durante muchos años.

Se casó con la hija de Francisco Canivell, médico militar de la Armada y destacado cirujano, obstetra, oftalmólogo y litotomista. Discípulo de Pere Virgili.

Escribió la obra “Curso teórico-práctico de operaciones y Cirugía”, en colaboración con Diego Velasco. es un texto fundamental en la historia de la cirugía en España. Publicada por primera vez en 1763 y se realizan dos ediciones en este año.  Tercera edición en 1780. La cuarta edición fue en 1797 y la quinta edición en1807

Francisco Villaverde realiza una refundición y ampliación de esta obra como autor único porque había muerto años antes su colega y amigo Diego Velasco.  Realiza un texto actualizado y le denomina “Operaciones de Cirugía”, el titulo completo es: “Operaciones de cirugía, según la más selecta doctrina de antiguos y modernos. Dispuesta para uso de los Reales Colegios” (1788). Figurando el solo como autor: Don Francisco Villaverde, Primer ayudante de Cirujano Mayor de la Armada, Maestro y Secretario del Real Colegio de Cirugía en Cádiz.  Publicada en 2 tomos en Madrid en 1788

Entre sus características principales, destaca por ser un curso teórico-práctico que aborda las operaciones quirúrgicas con un enfoque detallado y sistemático. Además, su contenido refleja los avances de la época y busca formar cirujanos con una sólida base técnica y científica.

En el siglo XVIII, los instrumentos médicos reflejaban los avances de la época y la transición hacia una medicina más científica. Entre los instrumentos quirúrgicos más comunes se encontraban bisturíes, sierras para amputaciones, fórceps obstétricos, pinzas y agujas para suturas. Estos instrumentos solían estar hechos de acero y, en ocasiones, tenían mangos de madera o marfil.

Un aspecto interesante es que muchos de estos instrumentos eran diseñados específicamente para tratar enfermedades concretas o realizar operaciones específicas. Además, los médicos y cirujanos de la época a menudo inventaban o adaptaban herramientas para mejorar los resultados quirúrgicos. Los inventarios de hospitales de la época muestran que los instrumentos se guardaban en cajas forradas de tela y se revisaban periódicamente para garantizar su funcionalidad